Vivimos en un mundo dominado por personas que son capaces de todo antes que poner en riesgo sus privilegios económicos.

Un mundo corrupto en todos los niveles donde quienes tienen el poder se acomodan a una vida cotidiana sin sobresaltos económicos.

Un mundo donde la séptima parte de la población mundial está condenada a padecer hambre y enfermedades desde que nace hasta que muere.

Uno de cada siete habitantes no tendrá ingresos económicos, será analfabeta y no tendrá acceso a ninguna educación ni sistema de salud ni alimentos.

Un mundo donde el Gobierno, la Educación y la Religión son instrumentos de manipulación y adaptación al orden de un mal establecido.

Un orden donde los que nacen poderosos son poderosos y los que nacen pobres son pobres toda su vida.

Un mundo injusto. Con mentes injustas. Con maleantes, incultos y políticos asociados para imponer por la fuerza su dominio arbitrario e inhumano.

Un dominio que reprime y suprime las inconformidades, que desaparece e ignora a los inconformes, que encarcela y golpea.

Y se golpean entre ellos, para obtener mas poder.

Un poder insaciable, que suprime a su propia especie, nos aniquila, un suicidio impuesto por la conciencia primitiva de estos ejemplares  primitivos de los autómatas zombies.